Desde la antigüedad, el agua ha sido reconocida por sus múltiples bondades, entre las cuales destacan sus capacidades regenerativas y purificadoras. Los griegos y los romanos fueron pioneros en encontrarle nuevos usos a este elemento, sobre todo a los provenientes de manantiales, y fue así como adquirieron auge los balnearios. Aunque la llamada hidroterapia pasó a un segundo plano durante la Edad Media, en el Renacimiento volvió a cobrar vida gracias al apoyo de personalidades como Leonardo Da Vinci. Pero fue a finales del siglo XIX cuando esta técnica adquirió fundamento teórico debido a los estudios realizados por Vincenz Priessnitz, quien además de describir los principios de la hidroterapia creó el primer spa en Austria, a principios del siglo XX.
Pero, ¿caliente o fría?, ¿cuál es mejor? No existe respuesta absoluta para esta pregunta, pues el efecto de cada una va a depender de las necesidades corporales particulares. No obstante, se sabe que sumergirse en una bañera o ducharse con agua caliente tiene una acción relajante y es útil para aliviar la ansiedad y las tensiones musculares, mientras que el agua fría es utilizada como estimulante de la actividad física y mental.
Por su parte, el empleo de sales de baño potencia las capacidades terapéuticas del agua, debido a la acción ejercida por los minerales y los aceites esenciales que contienen. Más allá del aroma que posean es necesario tener en cuenta varios aspectos antes de adquirirlas. Principalmente el producto debe ser de primera calidad, para evitar el riesgo de que irrite o lesione la piel. Es importante además comprender que los baños con sales no sustituyen el efecto positivo logrado por una alimentación equilibrada y un estilo de vida tranquilo y relajado, simplemente son un complemento para alcanzar el equilibrio psíquico y físico, ya que ayudan a equilibrar el pH de la piel y tienen propiedades desintoxicantes y tranquilizantes.
La ducha ha dejado de tener un carácter ritual para convertirse en una actividad cotidiana a la que pocos le dedican el tiempo suficiente, quizá por la ignorancia generalizada sobre los beneficios tanto físicos como psíquicos que se pueden obtener a través de un buen baño, especialmente si el agua está enriquecida con los minerales aportados por la sal marina, uno de los componentes esenciales de las reparadoras sales de baño. El uso de este tipo de sales es una excelente alternativa para quienes desean recibir los favores de la naturaleza después de haber estado sometidos a períodos de angustia y estrés.
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SaLeS De BaÑo FLoR De LiMóN
Sales de baño naturales de té verde
BoMBaS De BaÑo
Bombas de baño con manteca hidratante de karité,
higo y grosella negra;
y la de manteca de karité y almizcle oriental
MaGDaLeNaS De BaÑo
Magdalenas con manteca hidratante de karité
sal marina
jengibre y lima
rosa, mirra y aloe vera
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PaSTeLeS De BaÑo
Pastel de baño con manteca hidratante de karité
lima, naranja y anís;
rosa, lavanda y patcholi
Utilizadas con mesura, las sales de baño, las magdalenas, los pasteles y las bombas de baño con manteca hidratante de karité y esencias de flores y frutos naturales, son una herramienta terapéutica efectiva —y económica— para despojarse de las tensiones acumuladas durante el día.
Disfruta de tu tiempo
y no olvides cuidarte.
Flor de Limón
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