SAPONIFICACIÓN es la reacción que produce la formación de jabones, a partir de grasas y álcali. La principal causa es la disociación de las grasas en un medio alcalino, separándose glicerina y ácidos grasos.
Existen documentos que mencionan el uso de muchos materiales jabonosos y agentes limpiadores desde la antigüedad. Los primeros indicios en el empleo de jabón por parte del hombre datan del 2.800 a.C. en yacimientos mesopotámicos, habiéndose encontrado allí cilindros de arcilla cubiertos con una sustancia jabonosa. Según reza en una tableta de arcilla del 2.200 a. C, el jabón se elaboraba con agua, sales alcalinas y aceite de acacia.
Los egipcios perfeccionaron su fabricación, describiendo en los papiros (como el tratado médico del papiro Ebers en 1550 a. C.) cómo elaborar jabón a partir de una mezcla de grasas animales y vegetales. Esta unión, combinada con sales alcalinas, resultó ser un excelente ungüento para tratar infecciones en la piel y limpiar el cuerpo. También lo mezclaban con cenizas de madera quemada para crear sustancias jabonosas.
Los agentes purificantes que se mencionan en el Antiguo Testamento no eran verdaderos jabones, sino un producto hecho únicamente con cenizas de corteza de árbol.
Se cuenta que fueron los romanos los que descubrieron la saponificación a partir de los restos de cenizas y sacrificios animales. Que lavando en las aguas río abajo las ropas quedaban más limpias. La palabra jabón, proveniente del latín ‘sapo’, fue empleada por primera vez por Plinio el viejo, historiador romano, en el siglo I d.C. Describió las diversas formas de jabones duros y blandos que contenían colorantes, conocidos como rutilandis capillis, que utilizaban las mujeres para limpiar sus cabellos y teñirlos de colores brillantes. En su enciclopedia ‘Historia Naturalis’, explica cómo fabricar jabón a partir de sebo de ternera u oveja mezclado con cenizas, aunque el único uso que le da a esta mezcla es como pomada para el cabello o incluso como gomina fijadora.
Fuera como fuere las primeras noticias que tenemos de la elaboración del jabón tal y como lo conocemos proceden de los árabes que lo introducen en Europa a través de al-andalus, durante el advenimiento de la alquimia. El químico persa Al Razi, que escribió más de 180 libros, detallo la fórmula para elaborar jabón. Por aquella época el sebo de los animales fue reemplazado por aceites vegetales dulces como el de oliva o sésamo, produciendo un producto más agradable. Los farmacéuticos de Medio Oriente (como por ejemplo de ciudades como Basora) añadían perfumes dulzones ya en el siglo VII de nuestra era. Dicen que la primera gran industria jabonera la implantaron los árabes a finales del siglo XI en Sevilla, en la calle Castilla. Denominaban a estas fábricas almonas. Más tarde los cristianos extendieron la buena costumbre de lavarse, muy rentable por otra parte, a otros países, instaurándose en Marsella (Francia) y Génova (Italia). En algunos reinos, como en el castellano, era patrimonio del Rey la producción de jabón y todo el que lo quería fabricar, utilizar, transportar o vender le pagaba impuestos por ello. Aún así, en el siglo XV el mundo seguía siendo un lugar pestilente. La gente raramente tomaba baños, y si lo hacía, era como un ritual anual. Aunque el jabón comenzó a ser manufacturado en Europa desde el siglo XII o XIII, era un bien de lujo debido a los tributos fiscales que tenían aplicados.
Fuera como fuere las primeras noticias que tenemos de la elaboración del jabón tal y como lo conocemos proceden de los árabes que lo introducen en Europa a través de al-andalus, durante el advenimiento de la alquimia. El químico persa Al Razi, que escribió más de 180 libros, detallo la fórmula para elaborar jabón. Por aquella época el sebo de los animales fue reemplazado por aceites vegetales dulces como el de oliva o sésamo, produciendo un producto más agradable. Los farmacéuticos de Medio Oriente (como por ejemplo de ciudades como Basora) añadían perfumes dulzones ya en el siglo VII de nuestra era. Dicen que la primera gran industria jabonera la implantaron los árabes a finales del siglo XI en Sevilla, en la calle Castilla. Denominaban a estas fábricas almonas. Más tarde los cristianos extendieron la buena costumbre de lavarse, muy rentable por otra parte, a otros países, instaurándose en Marsella (Francia) y Génova (Italia). En algunos reinos, como en el castellano, era patrimonio del Rey la producción de jabón y todo el que lo quería fabricar, utilizar, transportar o vender le pagaba impuestos por ello. Aún así, en el siglo XV el mundo seguía siendo un lugar pestilente. La gente raramente tomaba baños, y si lo hacía, era como un ritual anual. Aunque el jabón comenzó a ser manufacturado en Europa desde el siglo XII o XIII, era un bien de lujo debido a los tributos fiscales que tenían aplicados.
Me ha gustado mucho tu blog, ayuda a relajarte y a aprender las propiedades de los jabones y las hirbas.
ResponderEliminarSigue así de animada!
Un beso,
Virginia